a ser prudentes, honestas, cuidadosas de los quehaceres domésticos, buenas, sumisas a sus maridos, de modo que no den ocasión a que se blasfeme contra la palabra de Dios.
Por la fe vino a habitar en la tierra prometida como en un país extranjero, viviendo en tiendas de campaña, con Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa.
Uno de ellos prosiguió: 'Dentro de un año volveré. Para entonces, tu mujer, Sara, habrá tenido un hijo'. Sara escuchaba a la entrada de la tienda, detrás del que hablaba.