Precisamente por esto, de un solo hombre, ya casi muerto, nació una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los incontables granos de arena que hay en las playas del mar.
Abrahán, apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchos pueblos, tal y como Dios había dicho: Así será tu descendencia.
Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Jacob, tus siervos, a quienes juraste por ti mismo diciendo: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y toda esta tierra, de que os he hablado, se la daré a vuestra descendencia en posesión perpetua'.
te colmaré de bendiciones y multiplicaré tanto tu descendencia, que será como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la otra orilla del mar, y tu descendencia ocupará la puerta de sus enemigos.
Como las innumerables estrellas de los cielos y las incontables arenas del mar, así multiplicaré yo la descendencia de mi siervo David y la de los levitas, mis ministros'.
Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás a oriente y a occidente, al norte y al sur. Por ti y por tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.
Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y le daré todas estas tierras, y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra;
Pero yo tomé a vuestro padre Abrahán del lado de allá del río y le hice recorrer toda la tierra de Canaán; multipliqué su descendencia y le di a Isaac.