La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo; y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas.
He mirado a la tierra: un caos era; a los cielos: y estaban sin luz.
si envías tu soplo, son creados, y renuevas la faz de la tierra.
Esto dice el Señor, el que creó los cielos, el que es Dios, el que formó la tierra y la creó, el que la estableció y no la creó vacía, sino que la formó para ser habitada; yo, el Señor, y nadie más:
Con su palabra el Señor hizo los cielos y con el soplo de su boca todo lo que hay en ellos.
Él extiende el septentrión sobre el vacío, sobre la nada suspende la tierra,
Y esto no es más que el contorno de sus obras, pues tan sólo captamos un apagado eco. El trueno en su poder, ¿quién lo podrá alcanzar?
Robad la plata, robad el oro. ¡Son innumerables las reservas, verdaderos montones de objetos preciosos!
Pues el mismo Dios, que dijo: Brille la luz de entre las tinieblas,
Como el águila, que incita a su nidada / revoloteando sobre sus polluelos, / así desplegó él sus alas y los tomó, / los llevó sobre sus plumas.
cuando una nube le puse por vestido y el oscuro nublado por pañales;
la cubriste del océano como de un vestido, las aguas cubrían las montañas;
Él afirmó la tierra sobre las aguas, porque es eterno su amor.
Alabad al Señor desde la tierra, monstruos marinos y todos los abismos,
Cuando el abismo no existía, fui yo engendrada; cuando no había fuentes, ricas en aguas.
Como pájaros que vuelan, así el Señor omnipotente protegerá a Jerusalén: la protegerá, la salvará, la perdonará, la liberará.