El Señor dijo a Moisés: 'Extiende tu mano hacia el cielo para que caiga granizo en todo el país sobre hombres y animales y sobre toda la hierba del campo'.
El Señor dijo a Moisés: 'Levántate temprano mañana; preséntate al Faraón a la hora de ir al baño, y dile: Esto dice el Señor: Deja salir a mi pueblo para que me sirva.
Moisés dijo al Faraón: 'Dime cuándo he de rogar por ti, por tus servidores y por todo tu pueblo para que el Señor aleje de ti y de tu pueblo las ranas y se queden sólo en el río'.
El Señor dijo a Moisés: 'Di a Aarón: Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios: ríos, canales, estanques y depósitos de aguas, y se convertirán en sangre. Habrá sangre en todo el país de Egipto, hasta en las vasijas, tanto en las de madera como en las de piedra'.
Cuando huían ante Israel en la pendiente de Bejorón, el Señor hizo caer del cielo sobre ellos un pedrisco terrible hasta Azeca, y murieron más por las piedras de granizo que por la espada de los israelitas.