Más aún, exigidles la misma cantidad de ladrillos que antes, sin perdonarles ni uno, pues son unos holgazanes. Por eso dicen: Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios.
Los entregó en manos de las gentes y fueron dominados por sus adversarios;
'No volváis a darle paja al pueblo para fabricar los ladrillos, como hasta ahora; que vayan ellos mismos a recogerla.
Cargadlos de trabajo para que estén ocupados y no den oídos a esos embustes'.
El Faraón replicó: 'Sois unos holgazanes, auténticos holgazanes, y por eso decís: Vayamos y ofrezcamos sacrificios al Señor.
Los inspectores de los israelitas se vieron en un aprieto porque se les dijo: 'No se disminuirá nada de vuestra tarea diaria de ladrillos'.
Pusieron al frente de ellos capataces que los oprimiesen con trabajos forzados en la edificación de Pitón y Rameses, ciudades almacenes del Faraón.