Luego le dijo: 'Vuelve a meter tu mano en el pecho'. Volvió a meterla y, al sacarla, estaba de nuevo normal.
Entonces bajó, se bañó siete veces en el Jordán, como había dicho el hombre de Dios, y su cuerpo quedó limpio como el de un niño.
Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo: 'Quiero. Queda limpio'. Y al instante quedó limpio de su lepra.
Ved ahora que soy yo, / que soy el único, / y que no hay Dios alguno más que yo. / Soy yo el dueño de la muerte y de la vida. / Yo hiero y yo curo. No hay nadie que se libre de mi mano.
Al entrar en una aldea, salieron diez leprosos a su encuentro, que se detuvieron a distancia
'Si no te creen ni te hacen caso por el primer prodigio, te creerán por el segundo;