Entretanto, y después de mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que seguían gimiendo bajo la dura esclavitud, clamaron, y su clamor, provocado por la esclavitud, subió hasta Dios.
Y he visto también todas las opresiones que se cometen bajo el sol. ¡Las lágrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele! ¡La mano de sus opresores les hace violencia, sin encontrar quien los vengue!
Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que vivís en la montaña de Samaría; las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros maridos: 'Traed y bebamos'.
Pero nosotros clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, que escuchó nuestra plegaria, volvió su rostro hacia nuestra miseria, nuestros trabajos y nuestra opresión,
'Mañana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín; tú le ungirás como jefe de mi pueblo Israel para que salve a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque he visto la miseria de mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mí'.
Y él me dijo: Levanta los ojos y verás cómo todos los machos que cubren a las ovejas son manchados y rayados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán.
'Vuélvete y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración y he mirado tus lágrimas. Te voy a devolver la salud. Dentro de tres días podrás ir al templo del Señor.