El Señor dijo a Moisés: 'Ahora vas a ver lo que voy a hacer al Faraón: por la fuerza los dejará marchar; por la fuerza, él mismo los echará de su país'.
El Señor le dijo: 'En el camino hacia Egipto recuerda los prodigios que he puesto en tu mano y que tienes que hacer delante del Faraón. Yo endureceré su corazón de modo que no dejará salir al pueblo.
El Faraón mandó a ver, y del ganado de los israelitas no había muerto ni uno solo. Pero el corazón del Faraón siguió endurecido y no dejó salir al pueblo.
Y Moisés y Aarón habían realizado todos estos prodigios en presencia del Faraón. Pero el Señor endureció el corazón del Faraón, que no dejó salir de su país a los israelitas.
Como el Faraón se obstinó en no dejarnos salir, el Señor mató a todos los primogénitos de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el del animal. Por eso yo sacrifico al Señor todo primogénito de mis hijos.