perdona a tu pueblo los pecados y todas las rebeliones que hayan cometido contra ti, y haz que encuentren misericordia en sus deportadores, para que éstos tengan de ellos piedad,
Oh Señor, estén atentos tus oídos a la súplica de tu siervo y a la oración de tus servidores, que quieren ser fieles a ti. Concede éxito a tu siervo y haz que tengan buena acogida ante ese hombre'. Era yo entonces copero del rey.
La hija del Faraón bajó a bañarse al río mientras sus doncellas paseaban por la orilla. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a una de sus doncellas a recogerla.