Todos éstos murieron en la fe sin haber obtenido la realización de las promesas, pero habiéndolas visto y saludado de lejos y reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.
Los de Dan entronizaron el ídolo para adorarlo, y Jonatán, hijo de Guersón, hijo de Moisés, él y sus hijos, fueron los sacerdotes de la tribu de Dan hasta el destierro.