Este rito será para ti como una señal en tu mano, como recuerdo ante tus ojos, para que tengas en tu boca la ley del Señor, porque el Señor te sacó de Egipto con mano fuerte.
Grabad en vuestro corazón y en vuestra alma estas palabras que hoy os digo, atadlas a vuestras manos como señal y ponedlas como frontal entre vuestros ojos.
La sangre servirá de señal en las casas donde estéis; al ver la sangre, pasaré de largo y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera a Egipto.
El Señor dijo a Moisés: 'Ahora vas a ver lo que voy a hacer al Faraón: por la fuerza los dejará marchar; por la fuerza, él mismo los echará de su país'.
Di a los israelitas: Yo soy el Señor; yo os libertaré de la opresión de los egipcios; os libraré de su esclavitud y os rescataré con gran poder y haciendo justicia.
Acuérdate de que tú fuiste siervo también en Egipto y de que el Señor, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y brazo poderoso. Por eso el Señor, tu Dios, te manda guardar el sábado.
Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses de los pueblos vecinos; los adoraron, provocando por ello la ira del Señor.
Y ahora, Señor, Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte y te conseguiste una fama que dura hasta el presente, nosotros hemos sido pecadores y criminales.