Desde lo alto lanzó un fuego, lo ha vertido en mis huesos; tendió una red ante mis pies y me ha hecho caer; me ha dejado desolada, todo el día sufriendo.
Lavará con agua las entrañas y las patas, y el sacerdote lo quemará todo sobre el altar: es un holocausto, una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor.
Asaron al fuego el cordero pascual como está prescrito, cocieron las demás ofrendas sagradas en calderas, calderos y sartenes, y las distribuyeron luego diligentemente entre todo el pueblo.