Porque el que hizo las montañas y creó el viento, el que descubre al hombre sus pensamientos, el que hace la aurora y las tinieblas y camina sobre las cumbres de la tierra se llama el Señor, Dios omnipotente.
¡Día de oscuridad y de tiniebla, día de nubes y de niebla espesa! Como de monte en monte va la aurora; avanza un pueblo numeroso y fuerte, como jamás ha existido y como no habrá más en los años lejanos.
Éstas son las palabras que el Señor dirigió a toda vuestra comunidad sobre la montaña, en medio de fuego, de nube y de tinieblas, con fuerte voz, sin añadir más. Las escribió sobre dos tablas de piedra, que me entregó.
Vosotros os acercasteis y estuvisteis en la falda del monte mientras éste ardía en llamas que llegaban hasta el corazón del cielo: tiniebla, nube y oscuridad.
También os negué la lluvia los tres meses antes de la siega, e hice llover sobre una ciudad y sobre otra no; en un campo llovió y otro campo se secó por falta de lluvia.
mirará hacia la tierra, y sólo habrá angustia, oscuridad, desolación y tinieblas, espesa lobreguez. Mas no (por siempre) las tinieblas sobre el que está en angustia.