y le dijo: '¡Que mi señor no me tenga en cuenta la falta y que no recuerde el delito que cometió tu siervo el día en que mi señor, el rey, salía de Jerusalén! Que el rey no lo tome a pecho.
Entonces Saúl dijo: 'He pecado. Vuelve, hijo mío, David, pues no volveré a hacerte mal, porque mi vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. He obrado como un insensato y me he engañado lamentablemente'.
Saúl contestó: 'He pecado; pero ahora, por favor, ríndeme honores ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel y vuelve conmigo para que yo adore al Señor, tu Dios'.
El pueblo fue a decir a Moisés: 'Hemos pecado murmurando contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo.
Moisés dijo: 'Al salir de tu casa rezaré por ti al Señor, y mañana se alejarán los tábanos de ti, de tus servidores y de tu pueblo; pero que el Faraón no nos engañe una vez más y deje ir al pueblo para ofrecer sacrificios al Señor'.
Después de haber hecho el censo del pueblo, David sintió que le remordía la conciencia, y dijo al Señor: '¡He cometido un gran pecado por haber hecho esto! Señor, perdona el pecado de tu siervo, porque he obrado como un insensato'.
Cuando David vio al ángel que azotaba al pueblo, dijo al Señor: 'Yo soy quien ha pecado y ha obrado mal; pero estos otros, el rebaño, ¿qué han hecho? Que tu mano caiga sobre mí y sobre mi familia'.