El rey de Egipto dijo a Sifrá y Fuá, parteras de las hebreas:
y amargando su vida con trabajos forzados: en la fabricación de mortero y ladrillos y en las diversas faenas del campo, trabajos a los que los sometían con dureza.
'Cuando asistáis en un parto a las hebreas, mirad el sexo; si es niño, matadlo; si es niña, dejadla vivir'.
Él respondió: 'Soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra'.
Pero ella los había hecho subir a la azotea y los había escondido entre las cañas de lino que tenía allí.