El trece de adar, duodécimo mes del año, día en que los enemigos de los judíos esperaban apoderarse de ellos, ocurrió lo contrario, y fueron los judíos los que se apoderaron de sus enemigos.
Los correos llevaron a todas las provincias del reino las cartas que mandaban exterminar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, el mismo día, es decir, el trece del duodécimo mes, el mes adar, y confiscar todos sus bienes.
Los pueblos habían montado en cólera; pero ha llegado tu ira y el momento de juzgar a los muertos; de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que veneran tu nombre, pequeños y grandes, y de exterminar a los que destruían la tierra.
Entonces Pedro, dándose cuenta de lo que pasaba, dijo: 'Ahora sé realmente que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado de la mano de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo judío'.
El Señor saldrá en defensa de su pueblo, / tendrá misericordia de sus siervos, / cuando vea que se agotan sus fuerzas / y que no queda entre ellos ni esclavo ni libre.