Los judíos hirieron con la espada a todos sus enemigos. Fue una verdadera matanza, un auténtico exterminio, haciendo de sus enemigos todo lo que quisieron.
El trece de adar, duodécimo mes del año, día en que los enemigos de los judíos esperaban apoderarse de ellos, ocurrió lo contrario, y fueron los judíos los que se apoderaron de sus enemigos.
En el mes de nisán, el año veinte del rey Artajerjes, siendo yo encargado del vino, lo tomé y se lo serví al rey. Anteriormente nunca había estado triste ante él.