Los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y levitas, todos los que se sintieron movidos por el Señor, se dispusieron a ir a Jerusalén y reconstruir el templo del Señor.
El rey David nombró a 2.700 hermanos de Yerías, hombres valerosos y jefes de familias, como inspectores de las tribus de Rubén, de Gad y de la media tribu de Manasés, en todos los asuntos referentes a Dios y al rey.
También éstos, lo mismo que los hijos de Aarón, fueron clasificados por suerte en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec y de los jefes de familias sacerdotales y levíticas, sin distinción de ninguna clase.
Todos los israelitas fueron agrupados por genealogías e inscritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá cuando fueron deportados a Babilonia en castigo de sus prevaricaciones.
que me granjeó el favor del rey, de sus consejeros y de todos los funcionarios reales más influyentes! Así yo, animado por la ayuda del Señor, mi Dios, convoqué a los israelitas más importantes para que vinieran conmigo.
Vinieron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Serayas, Reelayas, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvay, Rejún, Baaná. Número de los hombres del pueblo de Israel:
volvió de Babilonia. Era un escriba experto en la ley de Moisés, dada por el Señor, Dios de Israel. El rey le concedió todo lo que deseaba, porque el Señor, su Dios, estaba con él.