El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios lo ayude y que vaya a Jerusalén, en Judá, a construir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén.
Entró en el templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le preguntaron: '¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado esa autoridad?'.
Y yo, el rey Artajerjes, ordeno a todos los tesoreros de Transeufratina que todo lo que os pida Esdras, sacerdote y escriba experto en la ley del Dios del cielo, se lo deis puntualmente,
Sepa el rey que los judíos que vinieron y se establecieron en Jerusalén están reconstruyendo esta ciudad rebelde y malvada; quieren levantar las murallas y ya han echado los cimientos.
El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, fue dirigida esta palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, en estos términos:
'El gobernador Rejún, el secretario Simsay y sus demás colegas: los jueces y los legados, funcionarios persas, las gentes de Uruk, de Babilonia, de Susa, es decir, los elamitas,