Hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, os ruego que os pongáis de acuerdo y que no haya divisiones entre vosotros, sino que conservéis la armonía en el pensar y en el sentir.
Todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma, y nadie llamaba propia cosa alguna de cuantas poseían, sino que tenían en común todas las cosas.
Encontraron escrito en la ley que el Señor había prescrito por medio de Moisés: 'Los israelitas deberán vivir en cabañas durante la fiesta del séptimo mes'.
Ésta será para vosotros ley perpetua: el séptimo mes, el día diez del mes, ayunaréis y no haréis trabajo alguno, tanto el indígena como el extranjero residente en medio de vosotros.
En el mes séptimo, cuando ya todos los israelitas estaban instalados en sus ciudades, el pueblo entero se congregó como un solo hombre en la plaza de la puerta del Agua y dijo al escriba Esdras que trajese el libro de la ley de Moisés, dada por el Señor a Israel.
Todos los varones deberán presentarse tres veces al año ante el Señor, tu Dios, en el lugar elegido por él: en la fiesta de los panes sin levadura, en la fiesta de las semanas y en la fiesta de los tabernáculos. Nadie se presentará con las manos vacías ante el Señor,
Los sacerdotes, los levitas y parte del pueblo se establecieron en Jerusalén; los porteros, los cantores, los sirvientes del templo y los demás israelitas, en sus ciudades respectivas.