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Referencias Cruzadas

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Eclesiastés 2:3

Biblia Martin Nieto

Resolví en mi corazón regalar mi cuerpo con el vino, guiando mi corazón con la sabiduría, y entregarme a la necedad para ver dónde está la felicidad de los hombres y lo que hacen debajo de los cielos durante los días de su vida.

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22 Referencias Cruzadas  

El vino es pendenciero, los licores insolentes; el que en ellos se pierde no es sabio.

Me dediqué a conocer la sabiduría y la ciencia, la locura y la necedad, y comprendí que también eso es dar caza al viento.

No bebáis vino hasta emborracharos, pues eso lleva al desenfreno; al contrario, llenaos del Espíritu Santo

Fin del discurso. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque en eso consiste ser hombre.

Quién sabe lo que es bueno para el hombre en la vida, durante los días de su vida de vanidad, que él pasa como una sombra? ¿Quién podrá decir al hombre lo que después de él sucederá bajo el sol?

'Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien despreciará a uno y se apegará al otro'. 'No podéis servir a Dios y al dinero.

Todavía apliqué mi corazón a saber, examinar e investigar la sabiduría y la razón de las cosas, y a reconocer que la maldad es una insensatez, y el desvarío una locura.

Es bueno que esto sujetes y que de aquello no retires tu mano; porque quien teme a Dios cumple lo uno y lo otro.

No hay más felicidad para el hombre que comer y beber y gozar él mismo del bienestar de su trabajo. Y yo considero que esto viene de la mano de Dios.

-si después de muerto se puede revivir-, todos los días de mi milicia esperaría hasta que llegase mi relevo!

Cuando Abigaíl llegó a su casa, se encontró a Nabal celebrando un banquete regio. Estaba muy alegre y completamente borracho. Ella no le dijo ni una palabra hasta la mañana siguiente.

Jacob le respondió: 'Los años de mi peregrinar son ciento treinta. Pocos e infelices han sido los años de mi vida, y no alcanzaré los años de vida de mis padres durante su peregrinación'.

La vid les respondió: ¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de Dios y de los hombres, para venir a balancearme sobre los árboles?

el pan que le da fuerzas, y el vino que le alegra el corazón y hace brillar su rostro más que el mismo aceite.

Igualmente, cuando Dios da a un hombre riquezas y hacienda y le permite disfrutar de ellas, tomarse su parte y gozar de su trabajo, eso es un don de Dios.

Así pues, alabo la alegría, porque para el hombre no hay bajo el sol otra felicidad que comer y beber y gozar. Y esto le acompaña en su trabajo en los días de su vida que le da Dios bajo el sol.

Para el placer se hacen banquetes, y el vino alegra la vida, y el dinero todo lo arregla.




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