Yo emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, sátrapas y héroes, y dormirán un sueño eterno para no despertar -dice el rey-, cuyo nombre es 'El Señor omnipotente'.
En efecto, al tercer día, que era su cumpleaños, el Faraón dio un banquete a todos sus servidores, y entre todos se acordó del primer copero y del primer panadero.