el cual gritó fuertemente: ¡Derribad el árbol, cortad sus ramas, desmochad su ramaje, desparramad sus frutos, retírense las bestias de su sombra y los pájaros de sus ramas!
¡Escucha, Israel! Estás a punto de cruzar el Jordán para ir a la conquista de naciones más numerosas y más fuertes que tú; de grandes ciudades, cuyas murallas se levantan hasta el cielo.
Y tú, Cafarnaún, ¿crees que te vas a elevar hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, duraría hasta el día de hoy.
Luego dijeron: 'Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos famosos y no andemos más dispersos por la tierra'.
Así aquel cedro superó en altura a todos los árboles del campo; crecieron sus ramas sin cuento, su ramaje se alargaba por la abundancia de agua que junto a él corría.
Un pueblo extranjero, el más feroz de las naciones, lo ha talado y derribado; en los montes y por todos los valles han caído sus ramas, y su fronda yace destrozada por todos los barrancos del país. Todos los pueblos de la tierra se han retirado de su sombra y lo han abandonado.