La reina, enterada de las palabras del rey y de sus dignatarios, entró en la sala del convite, rompió el silencio y dijo: '¡Oh rey, vive eternamente! No te turben tus pensamientos ni se te mude el color del semblante.
En tiempo de Artajerjes, Bislán, Mitrídates, Tabeel y sus demás colegas hicieron otra denuncia a Artajerjes, rey de Persia. El documento estaba escrito en caracteres arameos y en lengua aramea.
Eliaquín, Sebná y Yoaj respondieron al general: 'Habla, por favor, en arameo a tus siervos, porque nosotros lo entendemos; no nos hables en judío a oídos del pueblo que está tras la muralla'.
Al llegar junto a él, llamó a Daniel con voz angustiada, gritando: 'Daniel, siervo del Dios vivo; tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, ¿ha logrado librarte de los leones?'.
Entonces aquellos hombres se dijeron: 'No encontraremos contra Daniel ningún motivo de acusación si no lo buscamos en lo que respecta a la ley de su Dios'.
eres tú, oh rey, que te has hecho grande y poderoso, tanto que tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo y tu poder hasta los confines del mundo.
el que desbarata los presagios de los charlatanes y vuelve insensatos a los adivinos; el que obliga a retirarse a los sabios y reduce a necedad su saber;
dije al rey: 'Oh rey, vive eternamente. ¿Cómo no he de estar triste, cuando la ciudad donde están las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas consumidas por el fuego?'.
En efecto, hoy ha matado bueyes, animales cebados y ganado menor en gran cantidad y ha invitado a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y a Abiatar, el sacerdote. Están comiendo y bebiendo en su compañía y gritan: ¡Viva el rey Adonías!
A la mañana siguiente el Faraón, muy turbado, mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto y les contó su sueño, pero nadie pudo explicárselo.
Entonces Eliaquín, hijo de Jelcías, Sebná y Yoaj dijeron al copero mayor: 'Por favor, habla a tus siervos en arameo, pues nosotros lo entendemos; no nos hables en judío a oídos del pueblo que está sobre la muralla'.
sin defecto alguno, de buen parecer, expertos en todos los campos del saber, inteligentes y aptos para servir en el palacio real. Ordenó también que se les enseñase la escritura y el idioma de los caldeos.
Su ramaje era hermoso, abundante su fruto, había en él comida para todos; a su sombra se cobijaban las bestias de los campos, en sus ramas hacían nidos los pájaros del cielo y de él se alimentaba todo ser viviente.