Sus hijos se armarán y reunirán un gran ejército, que, irrumpiendo como un río, inundará, pasará y luego se concentrará de nuevo para asaltar su fortaleza.
Después de las sesenta y dos semanas, matarán a un ungido inocente. La ciudad y el santuario serán destruidos por un príncipe que ha de venir. Su fin será en un cataclismo, y hasta el final habrá guerra y devastaciones decretadas.