Y me dijo: 'Daniel, hombre preferido por Dios, presta atención a las palabras que te voy a decir e incorpórate, pues ahora he sido enviado a ti'. Al decirme esto, me incorporé temblando todavía.
Pedro se volvió y vio que lo seguía el discípulo preferido de Jesús, el que en la pascua se recostó en su pecho y le había preguntado: 'Señor, ¿quién es el que te va a entregar?'.
Después me dijo: 'No temas, hombre preferido por Dios, la paz sea contigo; sé fuerte y ten ánimo'. Al hablarme así me sentí reanimado y dije: 'Hable mi Señor, pues me has confortado'.