si se encontrasen entre ellos Noé, Daniel y Job, lo juro, dice el Señor Dios, que no salvarían ni a sus hijos ni a sus hijas, sólo se salvarían ellos debido a su justicia'.
El rey se entretuvo hablando con ellos, pero entre todos los otros no encontró ninguno que pudiese compararse con Daniel, Ananías, Misael y Azarías; por eso quedaron ellos al servicio del rey.
Arioc se apresuró a llevar a Daniel ante el rey, y le dijo: 'He encontrado un hombre entre los deportados de Judá que puede indicar al rey la interpretación'.
'Pues bien -respondieron-, Daniel, ese deportado de Judá, no hace caso ni de ti, oh rey, ni de la prohibición que has firmado, sino que tres veces al día hace su oración'.