Obedeced a vuestros jefes y estadles sumisos, porque ellos cuidan de vuestras vidas, de las cuales deberán dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no con lágrimas, lo que no os beneficiaría nada.
Jesús le dijo: 'Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?'. Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: 'Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, y yo iré a recogerlo'.
Sobre tus murallas, Jerusalén, he apostado centinelas, para que ni de día ni de noche se callen nunca. Vosotros, los que rendís memoria al Señor, no os concedáis reposo.
Dime tú, amor de mi vida, dónde estás descansando, dónde llevas el ganado a mediodía, para que yo no ande perdida por los rebaños de tus compañeros. Coro: