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Referencias Cruzadas

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Cantares 2:9

Biblia Martin Nieto

Semejante es mi amor a una gacela, a un ágil cervatillo. Vedlo ya aquí apostado detrás de nuestra cerca. Mira por las ventanas, espía por las celosías.

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23 Referencias Cruzadas  

¡Huye, amor mío, sé como la gacela, como el cervatillo en los montes perfumados!

Mientras sopla la brisa del día y las sombras se desvanecen, vuelve, amor mío; sé como la gacela o el joven cervatillo en los montes perfumados

Yo caí a sus pies para adorarle, pero él me dijo: 'No lo hagas; yo soy un siervo como tú y tus hermanos, que dan el testimonio de Jesús. Adora a Dios' (dar testimonio de Jesús es tener espíritu de profecía).

En efecto, no siendo la ley más que una sombra de los bienes venideros y no la realidad misma de las cosas, ofrece cada año perpetuamente los mismos sacrificios sin poder hacer perfectos a aquellos que se acercan a Dios.

lo cual es una sombra del futuro, cuyo fundamento es Cristo.

Ahora vemos como por medio de un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de una manera imperfecta; entonces conoceré de la misma manera que Dios me conoce a mí.

Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él.

Porque si creyeseis en Moisés, creeríais en mí, pues él escribió de mí.

Estudiáis cuidadosamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; ellas testifican de mí.

Ellos contaron lo del camino y cómo lo reconocieron al partir el pan.

Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisay y Asael. Asael era ligero para correr como un corzo del campo.

La madre de Sísara se asoma a la ventana, mira por entre las celosías. ¿Por qué tarda en venir su carro? ¿Por qué son tan lentas sus cuadrigas?

cierva amable y graciosa gacela, sus encantos te embriaguen de continuo, siempre estés prendado de su amor.

líbrate, como de la red la gacela, y como el pájaro de la trampa.

Mientras que en la ventana de mi casa estaba yo mirando a través de las celosías,

¡Qué hermoso eres, amor mío, qué delicioso! Todo verdor es nuestro lecho.

Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, no despertéis, no turbéis a mi amor hasta cuando ella quiera. Ella:

Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas del campo, no despertéis ni turbéis a mi amor hasta cuando ella quiera. Coro:




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