Acuérdate de cómo recibiste y oíste la palabra; guárdala y arrepiéntete. Porque, si no despiertas, caeré sobre ti como un ladrón, sin que sepas a qué hora te voy a sorprender.
Acuérdate, pues, de dónde te has caído, arrepiéntete y vuelve a obrar como antes. Porque, si no te conviertes, iré a ti rápidamente y te quitaré el candelabro de su puesto.
El día del Señor vendrá como ladrón: los cielos se desintegrarán entonces con gran estrépito, los elementos del mundo quedarán hechos ceniza y la tierra con todo cuanto hay en ella desaparecerá.
Timoteo, guarda el depósito de la fe que te ha sido confiado. No hagas caso de la estéril y mundana palabrería ni de las contradicciones de una falsa ciencia.
Recordaréis vuestra perversa conducta y vuestras malas acciones y sentiréis asco de vosotros mismos por vuestras iniquidades y vuestras detestables acciones.
Entonces os acordaréis de vuestra conducta, de todas las acciones con las cuales os manchasteis, y sentiréis asco de vosotros mismos por todas las injusticias que habéis cometido.