Acuérdate, pues, de dónde te has caído, arrepiéntete y vuelve a obrar como antes. Porque, si no te conviertes, iré a ti rápidamente y te quitaré el candelabro de su puesto.
Considerad lo que esa tristeza querida por Dios ha producido en vosotros: qué solicitud, qué disculpas, qué indignación, qué temor, qué deseos, qué emulación, qué escarmiento. Demostrasteis ser totalmente inocentes en este asunto.
Escucho, escucho el lamento de Efraín: 'Me has castigado, y he sufrido el castigo como novillo indómito; haz que vuelva y volveré, pues tú eres el Señor, mi Dios.
Diles: Ésta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, y que no ha aprendido la lección. ¡La verdad ha muerto, ha desaparecido de su boca!
que se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y hacer de nosotros un pueblo escogido, limpio de todo pecado y dispuesto a hacer siempre el bien.
Porque yo estoy contigo -dice el Señor- para salvarte. Aniquilaré a todas las naciones entre las que te he dispersado. A ti no te aniquilaré; sólo te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada.