Porque has guardado mi consigna de perseverancia, yo te guardaré en la hora de la prueba que va a sobrevenir sobre todo el mundo para probar a los habitantes de la tierra.
Y haré pasar por el fuego a esta tercera parte: la purificaré como se purifica la plata, y la probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le escucharé; yo diré: 'Éste es mi pueblo', y él dirá: 'El Señor es mi Dios'.
Muchos serán acrisolados, purificados y blanqueados; los criminales continuarán cometiendo crímenes; ninguno de ellos comprenderá nada; los sabios, en cambio, comprenderán.
No te acobardes ante lo que vas a sufrir. El diablo va a encarcelar a algunos de vosotros; es para poneros a prueba; sufriréis una prueba de diez días. Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida.
No os ha llegado ninguna prueba insuperable. Dios es fiel y no permitirá que seáis sometidos a pruebas superiores a vuestras fuerzas; ante la prueba os dará fuerza para superarla.
Yo, Juan, vuestro hermano y vuestro compañero en el sufrimiento, en el reino y en la constancia, en Jesús, yo me encontraba en la isla de Patmos por haber predicado la palabra de Dios y por haber dado testimonio de Jesús.
En mi visión oí un águila que volaba por medio del cielo y gritaba con voz potente: '¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra tan pronto como suenen las trompetas que los tres ángeles van a tocar!'.
Gritaron con voz potente: '¿Hasta cuándo, tú, el maestro, el santo, el veraz, vas a esperar a hacer justicia y a vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?'.
La bestia que has visto era, pero ya no es; va a subir del abismo y a encaminarse hacia su ruina. Los habitantes de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se llenarán de estupor cuando vean reaparecer a la bestia que era y ya no es.
Con los prodigios que le ha sido concedido realizar en presencia de la bestia seduce a los habitantes de la tierra y les dice que hagan una estatua a la bestia (la que fue herida con espada y revivió).
La adorarán todos los habitantes de la tierra, cuyos nombres no están escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del cordero degollado.
'He manifestado tu nombre a los hombres que escogiste del mundo y me los confiaste; tuyos eran, y tú me los confiaste; y ellos han guardado tu doctrina.
Conozco tus obras: tengo abierta delante de ti una puerta que nadie puede cerrar, porque, a pesar de tu debilidad, has guardado mi palabra y no has renegado de mí.
Vi otro ángel que volaba por medio del cielo y tenía una buena nueva eterna que anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo.