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Apocalipsis 21:10

Biblia Martin Nieto

Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios

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17 Referencias Cruzadas  

Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo del lado de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo.

Entonces el espíritu se levantó y me llevó en visión, en el espíritu de Dios, a Caldea, donde los deportados. Después desapareció de mí la visión que había contemplado.

Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.

Caí en éxtasis el día del Señor y oí detrás de mí una voz potente como de trompeta,

Al salir del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco ya no lo vio más, y continuó su camino muy contento.

Después el espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental del templo del Señor, que da a levante; allí, en la entrada de la puerta, estaban veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Banayas, jefes del pueblo.

Alargó una especie de mano, me agarró por los cabellos y el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que da al norte, allí donde estaba situado el ídolo que provoca los celos.

Al instante caí en éxtasis, y vi un trono en el cielo y uno sentado en el trono.

El espíritu me levantó y me arrebató; iba yo amargado, con el ánimo lleno de excitación, mientras la mano del Señor pesaba fuertemente sobre mí.

Y va a suceder que, cuando yo me separe de ti, el espíritu del Señor te llevará a un lugar que yo no sé, y después de haber ido a dar la nueva a Ajab, él, al no encontrarte, me matará. Con todo, tu siervo teme al Señor desde su mocedad.

Luego le dijeron: 'Mira, entre tus siervos hay cincuenta hombres robustos. Que vayan y busquen a tu amo, no sea que le haya arrebatado el espíritu del Señor y le haya arrojado en algún monte o en algún valle'. Pero él dijo: 'No los mandéis'.

Pero la Jerusalén de arriba es libre, la cual es madre nuestra,

Al vencedor le haré columna del templo de mi Dios, y no saldrá más; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios -la nueva Jerusalén, que baja del cielo de junto a mi Dios- y mi nombre nuevo.

pero el patio exterior del templo déjalo, no lo midas; porque ha sido entregado a los paganos, que pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.




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