Tienes, sin embargo, a tu favor que odias las obras de los nicolaítas, que yo odio también.
Jamás he de proponerme ninguna cosa injusta. Detesto a los apóstatas, no quiero saber nada de ellos;
odio las bandas de los delincuentes, no me junto nunca con los criminales.
El profeta Jehú, hijo de Jananí, le salió al encuentro y le dijo: '¿Ayudas al malvado y amas a los enemigos del Señor para atraer así su ira contra ti?
El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.