A tus opresores haré comer su propia carne, de su misma sangre se embriagarán como de vino nuevo. Y todo mortal sabrá que yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob.
Los pueblos habían montado en cólera; pero ha llegado tu ira y el momento de juzgar a los muertos; de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que veneran tu nombre, pequeños y grandes, y de exterminar a los que destruían la tierra.
porque sus sentencias son objetivas y justas, porque ha castigado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su prostitución; él ha vengado en ella la sangre de sus siervos.
¿de cuánto mayor castigo pensáis vosotros que será digno quien haya pisoteado al Hijo de Dios y haya tratado como cosa profana la sangre de la alianza por la cual fue santificado, y haya ultrajado el Espíritu de la gracia?
Entonces los magistrados y el pueblo entero dijeron a los sacerdotes y a los profetas: 'Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor, nuestro Dios'.
Los sacerdotes y los profetas dijeron a los magistrados y a todo el pueblo: 'Este hombre debe ser condenado a muerte porque ha profetizado contra la ciudad, como habéis escuchado con vuestros propios oídos'.
Pero el que no lo sabe, si hace algo que merece castigo, será castigado con menos severidad. Al que mucho se le da, mucho se le reclamará; y al que mucho se le confía, más se le pedirá.