Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra quedó segada.
El ángel echó la hoz afilada sobre la tierra y vendimió la viña de la tierra, y arrojó las uvas en la gran cuba de la ira de Dios.
Después vi una nube blanca, y sobre la nube sentado como un hijo del hombre, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en su mano.
Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.
Salió otro ángel del templo, gritando con voz potente al que estaba sentado sobre la nube: 'Echa tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de la siega, pues está seca la mies de la tierra'.
Salió luego otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz afilada.