Entonces vi surgir del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; sobre sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus cabezas nombres blasfemos.
Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.
Este rey actuará a placer; se hará orgulloso hasta engreírse por encima de toda divinidad; dirá cosas monstruosas contra el Dios de los dioses y prosperará hasta que se haya agotado la cólera, porque lo que está decidido se cumplirá.
¿No lograréis temerme -dice el Señor-, no temblaréis ante mí, que he puesto la arena como límite al mar, como barrera eterna que no ha de traspasar? Por más que se agita, es impotente; sus olas braman, mas no la rebasarán.
Vi como un mar de cristal, mezclado con fuego, y los que habían vencido a la bestia, a su estatua y a la cifra de su nombre estaban de pie sobre el mar de cristal con las cítaras de Dios.
Con los prodigios que le ha sido concedido realizar en presencia de la bestia seduce a los habitantes de la tierra y les dice que hagan una estatua a la bestia (la que fue herida con espada y revivió).
Y vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que estaba montado en el caballo y contra su ejército.
En cuanto a lo que viste, que los pies y los dedos eran parte de arcilla y parte de hierro, esto significa que era un reino dividido, aunque tendrá ciertamente la consistencia del hierro, ya que viste el hierro mezclado con la arcilla;