Dichoso el que tú eliges y llamas junto a ti para que habite en tus atrios; nosotros nos saciaremos de los bienes de tu casa, de las cosas de tu santo templo.
Tuve una visión en el momento en que el cordero abrió el primero de los siete sellos. Oí al primero de los cuatro seres vivientes, que gritaba como con una voz de trueno: Ven.