Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.
En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: '¡La paz esté con vosotros!'.
Ocho días después, estaban nuevamente allí dentro los discípulos, y Tomás con ellos. Jesús llegó, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo: '¡La paz esté con vosotros!'.
Por eso os manifiesto que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: 'Maldito sea Jesús'; y nadie puede decir: 'Jesús es el Señor', si no es movido por el Espíritu.