Hermanos, es nuestro deber y es de justicia dar gracias a Dios por vosotros, por los grandes progresos de vuestra fe y por el amor cada vez más grande que os tenéis unos a otros,
Conozco tu sufrimiento y tu pobreza (aunque eres rico) y las calumnias de parte de los que se llaman judíos sin serlo, pues son más bien una sinagoga de Satanás.
Hermanos míos, ante todo no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni con cualquier otro juramento, sino que vuestro 'sí' sea 'sí' y vuestro 'no', 'no', para no incurrir en condenación.
Cierto que enfermó y estuvo a las puertas de la muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza.
Pero nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos queridos del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para salvaros por la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad.