Sí, Señor, tú eres Dios, tus palabras son verdad, y has hecho a tu siervo esta gran promesa.
Conságralos en la verdad: tu palabra es la verdad.
No es Dios un hombre para que mienta, ni un ser humano para que cambie de opinión. ¿Dice él y no hace? ¿Habla y no cumple?
El Señor pasó delante de él y proclamó: 'El Señor, el Señor, Dios clemente y misericordioso, tardo para la ira y lleno de lealtad y fidelidad,
basada en la esperanza de la vida eterna. Dios, que no puede mentir, prometió esa vida desde la eternidad;