Porque yo estoy contigo -dice el Señor- para salvarte. Aniquilaré a todas las naciones entre las que te he dispersado. A ti no te aniquilaré; sólo te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada.
Pero si vosotros y vuestros hijos os apartáis de mí y no guardáis mis leyes y mandamientos, que yo os he prescrito; si os vais a servir y a dar culto a dioses ajenos,
Sin embargo, no le quitaré el reino de su propia mano, sino que le mantendré en él todos los días de su vida, en atención a mi siervo David, a quien elegí y que guardó mis preceptos y mis leyes.