Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, quemará a los dioses o los deportará; espulgará el país de Egipto como un pastor espulga su capa; y luego se marchará sano y salvo.
Quemarás las imágenes talladas de sus dioses, sin codiciar el oro ni la plata que los recubre. Si te apropias de ello, caerías en la trampa, pues es cosa abominable a los ojos del Señor, tu Dios.
Llevará a Egipto como botín a sus dioses, sus simulacros y sus vasos preciosos de plata y oro, y durante algunos años prevalecerá sobre el rey del norte.