El pueblo supo esto y le pareció bien, pues todo lo que hacía el rey le parecía bien al pueblo.
Y en el colmo de la admiración decían: 'Todo lo ha hecho bien, hasta a los sordos hace oír y a los mudos hablar'.
Confiad en él, oh pueblo, en todo tiempo; Dios es nuestro refugio.
Así procedía Absalón con todos los israelitas que venían a pedir justicia al rey, y así ganaba el corazón de los israelitas.
Uno fue a informar a David: 'El corazón de toda la gente de Israel se va tras Absalón'.
Todo el mundo vino a invitar a David para que comiera algo, pues todavía era de día; pero David hizo este juramento: 'Que Dios me castigue si como pan o cualquier otra cosa antes de ponerse el sol'.
Aquel día se convenció todo el pueblo y todo Israel de que no había partido del rey la orden de matar a Abner, hijo de Ner.