Los amonitas, al ver huir a los sirios, se dieron también a la fuga ante Abisay y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió de la guerra contra los amonitas y entró en Jerusalén.
He estado contigo en todas tus empresas, he exterminado delante de ti a todos tus enemigos; haré que tu nombre sea como el de los grandes de la tierra.