Soportaré la ira del Señor, ya que he pecado contra él, hasta que él juzgue mi causa y establezca mi derecho. Él me sacará a la luz, y yo contemplaré su justicia.
El que de vosotros tema al Señor y escuche la voz de su siervo, el que camine en tinieblas, sin ver ninguna claridad, confíe en el nombre del Señor y apóyese en su Dios.
Pero Abisay, hijo de Sarvia, vino en su ayuda, atacó al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le conjuraron diciendo: 'Tú no volverás a salir con nosotros a la guerra, para que no apagues la luz de Israel'.
A su hijo le dejaré una tribu, para que a mi siervo David le quede siempre ante mí una lámpara en Jerusalén, la ciudad que elegí para poner en ella mi nombre.