Me libró de un adversario poderoso, de enemigos más potentes que yo.
Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas, de tal modo que la palabra ha sido anunciada cumplidamente por mí y oída por los paganos. Y yo he sido librado de la boca del león.
Él es quien nos libró de aquel peligro mortal y nos seguirá librando. Esperamos que lo siga haciendo en adelante
Tú cuentas los pasos de mi vida errante, mis lágrimas están recogidas en tu odre, todo está consignado en tu libro de notas.
No temo a los hombres sin cuento que por doquier se apostan contra mí.
David dirigió al Señor este cántico, cuando le libró de todos sus enemigos y de Saúl:
Desde arriba alargó la mano y me agarró, me sacó de las aguas caudalosas.
En el día de mi desgracia me asaltaron, pero el Señor me sirvió de apoyo.
todo mi ser dirá: 'Señor, no hay nadie como tú, que libras al pobre y al indigente de sus explotadores'.