Entonces él envió mensajeros a los de Yabés Galaad para decirles: 'Que el Señor os bendiga por haber cumplido esta obra de misericordia con Saúl, vuestro señor, y por haberle dado sepultura.
Noemí exclamó: 'Que el Señor te bendiga; el Señor que es ahora bueno con nosotros, como antes lo fue con los muertos. Ese hombre es pariente nuestro, uno de los que tienen derecho de levirato sobre nosotras'.
les dijo: 'Ea, volveos a la casa de vuestra madre; que el Señor tenga con vosotras la misma fidelidad que habéis tenido con nuestros difuntos y conmigo.
Entonces se preguntaron: '¿Hay alguno de entre las tribus de Israel que no haya subido a Mispá ante el Señor?'. Y resultó que ninguno de Yabés de Galaad había venido al campamento, a la asamblea.
Ellos le contestaron: 'Con nuestras propias vidas respondemos de las vuestras, con tal que no nos denuncies. Cuando el Señor nos entregue esta tierra, obraremos contigo con benevolencia y lealtad'.
Un mes después, Najás, el amonita, fue a atacar a Yabés Galaad. Todas las gentes de Yabés le dijeron: 'Haz un pacto con nosotros y estaremos sometidos a ti'.
Luego dijo a los mensajeros que habían venido: 'Anunciad a las gentes de Yabés Galaad que mañana al mediodía les llegará el socorro'. Llegaron los mensajeros y se lo anunciaron a las gentes de Yabés, que se llenaron de alegría.
Llegaste ayer, y ¿te haré andar errante con nosotros hoy, sin saber yo mismo dónde voy? Vuélvete y lleva contigo a tus hermanos, y que el Señor tenga contigo misericordia y fidelidad'.
y fue a recoger los huesos de Saúl y de su hijo Jonatán, que los tenían los de Yabés de Galaad. Éstos los habían retirado de la muralla de Betsán, donde los habían colgado los filisteos el día que derrotaron a Saúl en Gelboé.