Los hombres de Judá respondieron a los de Israel: 'Porque el rey es mi pariente. ¿Por qué te irritas por esto? ¿Acaso hemos comido nosotros a expensas del rey o nos ha hecho regalos?'.
Los israelitas, al ver que el rey no les había hecho caso, le replicaron: '¿Qué tenemos que ver nosotros con David? ¡No tenemos ninguna heredad en común con el hijo de Jesé! ¡Cada uno a sus casas, Israel! Mira tú ahora por tu casa, David'. Y los israelitas se fueron a sus casas.
Entonces David dijo a Abisay: 'Ahora Sebá, hijo de Bicrí, nos hará más daño que Absalón. Toma contigo a los servidores de tu señor y persíguelo, para que no alcance las ciudades fuertes y se nos escape'.
Se encontraba allí un hombre perverso, llamado Sebá, hijo de Bicrí, un benjaminita, que tocó la trompeta y dijo: 'Nosotros no tenemos parte con David, nosotros no tenemos herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a sus tiendas, Israel!'.
Entonces el rey se levantó y fue a sentarse a la puerta. Se informó a todo el ejército de que el rey estaba sentado a la puerta. Y todo el ejército se presentó ante el rey. Los de Israel habían huido cada uno a su tienda.
Los de la tribu de Efraín dijeron a Gedeón: '¿Qué manera es ésta de obrar con nosotros? ¿Cómo no nos has convocado cuando ibas a luchar contra los madianitas?'. Y se querellaron fuertemente contra él.