El rey dijo a Barzilay: 'Ven conmigo, y yo te proveeré en las necesidades de tu vejez junto a mí, en Jerusalén'.
vosotros, que no sabéis qué pasará mañana. ¿Qué es vuestra vida? Sois humo, que aparece un instante y luego se disipa.
Por tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran;
-si después de muerto se puede revivir-, todos los días de mi milicia esperaría hasta que llegase mi relevo!
Barzilay era muy viejo. Tenía ochenta años. Él había provisto al rey durante su permanencia en Majanayín, pues era un hombre muy rico.